Latinoamérica está en el momento más crítico de la pandemia por COVID-19 y epicentro a nivel mundial. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) refiere que al 06 de julio, existen más de 2.5 millones de personas contagiadas y más de 115 mil muertos. Brasil es el país con más defunciones, seguido por México, Perú y Chile.

La pandemia evidenció la fragilidad de los sistemas de protección en salud, que no cuentan con la infraestructura, dotación y recursos tecnológicos y humanos suficientes y universales para prevenir y atender las cifras de enfermos en aumento.

Desde marzo se dictaron medidas como el confinamiento obligatorio, el autoaislamiento preventivo, toques de queda, el cierre de fronteras y del comercio, y la suspensión de la movilidad aérea, terrestre y fluvial para evitar los contagios. Estas medidas impactaron negativamente las economías nacionales, la CEPAL calcula una caída del PIB en 5.3% y el incremento del desempleoen 3.4%; el incremento de la pobreza en al menos 4.4% que significaría 28.7 millones de personas adicionales a la ya existentes y la pobreza extrema aumentaría en 2.6% lo que significa 15.9
millones de personas adicionales.

Las medidas de bioseguridad para contener y evitar la propagación del coronavirus son difíciles de cumplir para más del 60% de la población, debido sobre todo a que se encuentran en la economía informal, quienes además de presentar necesidades básicas insatisfechas, no cuentan con recursos para obtener suministros de cuidado personal, ni posibilidades para mantener el distanciamiento.

Varios países latinoamericanos han evidenciado recientemente un aumento de las violencias basadas en género. En Colombia, entre el 20 de marzo y el 4 de abril de 2020, de acuerdo con la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, se registró un aumento del 51% en los casos de violencia intrafamiliar, 12 mujeres fueron asesinadas en un periodo de 16 días. En México el Observatorio de Género y COVID-19 señala que durante el mes uno del confinamiento se incrementó en 57% las llamadas al 911, de mujeres que reportaban violencia por parte de sus esposos o parejas. Entre el 19 de marzo y 26 de abril, 17 niñas fueron asesinadas y violadas según reporte del Observatorio de Feminicidios. En Bolivia, con corte al 15 de abril, se reportaron en el periodo de cuarentena 4 feminicidios y 1200 casos de violencia contra las mujeres, así como 33 casos de violación a menores de edad.

En Uruguay entre abril y mayo aumentaron un 80% las llamadas al Servicio Nacional de Orientación y Apoyo a Mujeres en Situación de Violencia Doméstica del Ministerio de Desarrollo Social. En Río de Janeiro, Brasil, se reportó un incremento del 50% en las denuncias por violencia doméstica; Argentina evidencia un incremento del 30% en el promedio diario de consultas en la línea 144 por violencia de género (20-31 marzo). En Perú de marzo 16 al 5 de mayo se han identificado más de 2600 casos de violencia doméstica, familiar o de género atendidos por el programa Aurora se han registrado 12 feminicidios y 226 violaciones, de ellas 132 a niñas. En el caso de Chile, las consultas y llamados a la línea 1455 aumentaron en más
del 70% y se han registrado 12 femicidios en los meses de confinamiento, y 22 intentos de femicidios solo en los meses de abril y mayo. Además, las mujeres son particularmente vulnerables

 

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